¿Qué es el domicilio fiscal y social y cómo puede ayudarte a conseguirlo un centro de negocios?

Domicilio fiscal, domicilio social, domicilio comercial… ¿Tienes claro estos términos y las diferencias entre ellos? Si estás pensando en crear una pequeña empresa o darte de alta como autónomo la respuesta debería ser “sí” ya que son cuestiones imprescindibles. Desde un centro de negocios como ESMARTA, en Santiago de Compostela, te facilitamos estos trámites ya que ofrecemos la opción de domiciliar la sede de tu empresa en nuestras instalaciones de la plaza Camilo Díaz Baliño.

Si acabas de finalizar tu Grado en Derecho, Psicología, Economía, Diseño, Comunicación… y quieres optar por la vía del autoempleo es importante tener claros una serie de conceptos relacionados con la gestión administrativa. Dos de ellos son el domicilio fiscal y social, términos que habitualmente se confunden y utilizan como sinónimos cuando, en realidad, abarcan cuestiones diferentes.

Domicilio fiscal

Es la dirección que se utiliza para recibir las comunicaciones de la Administración. Es, por tanto, a donde la Agencia Tributaria enviará toda la información relacionada con las obligaciones fiscales, trámites, entrega de documentación… (aunque en la actualidad también puede realizarse a través del certificado digital, DNI electrónico o Cl@ve PIN).

En el caso de autónomos y pymes el domicilio fiscal puede coincidir con la residencia habitual aunque, si se cuenta con un local propio, lo habitual es hacer constar este último. También es posible hacer figurar como domicilio fiscal la sede de un centro de negocios si habitualmente utilizamos sus instalaciones. En todo caso, siempre que haya un cambio en el domicilio fiscal es muy importante comunicarlo a la Agencia Tributaria.

Si eres autónomo, el domicilio fiscal debe constar en todas tus facturas.

Domicilio social

Es la dirección donde se desarrolla la actividad de una empresa desde un punto de vista de la gestión y la administración. Puede ser coincidente con el domicilio fiscal pero no siempre ocurre así. A diferencia del domicilio fiscal, que es privado, el social es público, es decir: cualquiera puede consultarlo. Además, ambos conceptos se rigen por leyes diferentes: la Ley General Tributaria regula el domicilio fiscal mientras que la Ley de Sociedades de Capital el domicilio social. Puedes ver todos los detalles de la misma en este enlace.

Mientras que el domicilio fiscal es obligatorio tanto para personas físicas como jurídicas, el social se reserva para las sociedades mercantiles, por eso, los autónomos no lo necesitan.

Debe hacerse constar en las escrituras que se depositen en el Registro Mercantil tras el paso previo por notaría. En base a eso se determinará la normativa a nivel local, autonómica o estatal que hay que aplicar en función de cada actividad, así como el juzgado competente por si necesita realizar algún trámite jurídico y la delegación tributaria correspondiente.

Servicios de domiciliación ofrecidos por ESMARTA

Si estás pensando en emprender tu propio proyecto empresarial es importante tener claros los conceptos de domicilio fiscal y social. Aquellos profesionales que no requieran de un espacio de almacenamiento ni venta al público, como es el caso de abogados, psicólogos, freelance de la comunicación, asesores tecnológicos… que estén pensando en empezar su actividad en Santiago de Compostela, o quieren cambiar de local o dejar el teletrabajo, pueden optar por hacerlo desde un centro de negocios como ESMARTA, el cual ofrece el alquiler de despachos de diferentes tamaños y con todos los servicios necesarios (internet, sala de juntas, equipo de reprografía…).

Entre los servicios de ESMARTA también se incluye la domiciliación de sociedades. ¿Qué significa esto? Que ofrecemos un servicio que comprende:

  • La domiciliación social, fiscal, legal y comercial.
  • Derecho a utilizar en tus tarjetas, impresos o envíos comerciales nuestra dirección.
  • Recepción de correo y paquetería y custodia de los mismos.

Contar con estos servicios te permitirá centrarte en tu proyecto y no perder tiempo en gestiones secundarias.